Pedir un aumento de sueldo es una de las conversaciones más delicadas en el mundo laboral. Muchas personas sienten nervios solo de pensarlo, por miedo a incomodar a su jefe o a dar una imagen equivocada. Sin embargo, negociar un mejor salario es un derecho legítimo cuando existen razones claras que lo justifiquen. La clave está en prepararse bien, elegir el momento adecuado y manejar la conversación con respeto y profesionalidad.
Elegir el momento correcto
Uno de los errores más habituales es plantear el tema en un momento inadecuado, como en medio de una crisis de la empresa, tras un error laboral reciente o en una reunión improvisada.
Cuándo es mejor pedir un aumento:
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Después de haber logrado resultados medibles y concretos.
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Al terminar con éxito un proyecto importante.
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En las evaluaciones de desempeño o revisiones anuales.
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Cuando la empresa atraviesa un buen momento económico.
El contexto influye tanto como los argumentos. Un jefe estará más receptivo si percibe que la petición llega en un momento favorable.
Preparar argumentos sólidos
No basta con decir “quiero ganar más”. La negociación debe apoyarse en datos objetivos que respalden la solicitud.
Ejemplos de argumentos válidos:
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Resultados alcanzados (incremento de ventas, reducción de costes, mejora en procesos).
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Nuevas responsabilidades asumidas desde el último ajuste salarial.
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Comparaciones salariales con puestos similares en el mercado.
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Años de antigüedad o lealtad a la empresa.
Para reforzar estos argumentos, es recomendable llevar números claros: porcentajes, cantidades y métricas que demuestren el valor aportado.
Ensayar la conversación
La manera en que se comunica la petición es tan importante como la justificación. Ensayar previamente ayuda a reducir nervios y a expresarse con más claridad.
Consejos para practicar:
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Escribir un guion con los puntos clave a tratar.
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Ensayar frente al espejo o con alguien de confianza.
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Controlar el tono de voz: firme pero cordial.
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Evitar frases negativas como “creo que no gano lo suficiente” y sustituirlas por afirmaciones positivas como “mis resultados justifican una revisión salarial”.
Mantener la conversación profesional
Aunque la negociación sea sobre dinero, nunca debe convertirse en un reproche. Hablar de forma emocional o comparar el sueldo con el de compañeros genera incomodidad y resta fuerza al argumento.
Lo que sí funciona:
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Hablar en primera persona: “Desde hace seis meses lidero el proyecto X con buenos resultados”.
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Resaltar la contribución al equipo y a la empresa.
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Mostrar disposición a seguir aportando valor en el futuro.
Proponer un rango en lugar de una cifra fija
Un error común es pedir una cantidad exacta sin margen de negociación. Esto puede hacer que el jefe se sienta presionado.
Alternativa recomendada:
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Investiga el rango salarial de tu puesto en el mercado.
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Establece una franja razonable (ejemplo: entre 1.800 € y 2.000 € netos).
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Expón la franja y deja que tu jefe participe en la decisión.
De esta forma, la conversación se percibe como una negociación abierta y no como una exigencia cerrada.
Estar preparado para distintas respuestas
No siempre el jefe podrá conceder el aumento en ese momento, aunque reconozca el mérito del trabajador.
Posibles escenarios y cómo afrontarlos:
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Respuesta positiva: agradecer y reforzar el compromiso con la empresa.
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Respuesta negativa: pedir feedback sobre qué mejorar para optar a un aumento en el futuro.
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Aplazamiento: solicitar una fecha concreta para revisar el tema de nuevo.
Incluso cuando la respuesta no sea la deseada, mantener una actitud profesional evita incomodidades y deja la puerta abierta a futuras oportunidades.
Considerar alternativas al salario directo
En algunas ocasiones, la empresa puede no tener margen para aumentar el sueldo fijo, pero sí puede ofrecer otros beneficios que aportan valor.
Opciones que se pueden negociar:
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Bonos por objetivos.
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Horarios más flexibles.
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Teletrabajo parcial o total.
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Plan de formación pagado por la empresa.
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Días adicionales de vacaciones.
Estas alternativas pueden mejorar la calidad de vida laboral y compensar la falta de incremento inmediato en el salario.
Mostrar disposición a seguir creciendo
El aumento de sueldo debe verse como una consecuencia natural del crecimiento profesional, no como un capricho. Por eso, es importante transmitir que el interés está en seguir aportando valor a la empresa a largo plazo.
Un jefe se sentirá más cómodo si percibe que la petición no es una queja, sino el reflejo de una evolución profesional sólida y con proyección futura.
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